El último viernes, tras 122 años, el Mercado de Liniers cerró sus puertas, y en el día de su despedida, una sensación de nostalgia atravesaba a sus empleados; mientras que en los vecinos y comerciantes de la zona domina la incertidumbre por el destino del predio.
En lo que respecta al remate de hacienda, a partir del martes se abre una nueva etapa con la inauguración oficial y el inicio formal de las operaciones del Nuevo Mercado Agro Ganadero (MAG), ubicado a la altura del kilómetro 86 de la ruta provincial número 6, en el partido bonaerense de Cañuelas.
El puntapié inicial que determinó el cierre del Mercado de Liniers comenzó en 2001, con la sanción de la Ley 622 por parte de la Legislatura porteña, que prohibió el ingreso de ganado vacuno en pie al distrito con la excepción de aquellos destinados a exposiciones o actividades especiales.
A las 11 el Mercado de Liniers, tras 122 años de vida, pasó a ser historia y la inquietud que ahora domina a los vecinos y comerciantes de la zona es qué va a pasar con las 32 hectáreas que conformaban el principal centro concentrados porteño.
En diálogo con Télam, Oscar Subarroca, presidente de Mercado de Liniers, afirmó: “Es un día que todos esperábamos, donde todos tenemos el corazón metido en la piel; una vivencia muy especial despedir a este glorioso y tradicional Mercado de Liniers”.
“Se va a extrañar todo el ambiente, pero la relación de familiaridad entre nosotros, por suerte, va a seguir existiendo en otro lugar”, comentó a Télam Ricardo, martillero, cuyo padre, Fernando, “muy querido por todo el mercado” y que forma parte de una de las familias que formó del inicio hace más de un siglo.
“Mis abuelos están acá desde 1940. Los más grandes son los que más nostalgia tiene y los jóvenes somos los encargados de generar el proyecto en Cañuelas y de desarrollarlo”, dijo Juan Carlos, titular de la casa intermediaria que vende las reses.
“Vamos a ganar sobre todo en lo logístico. No se podía entrar a la Ciudad con 500 camiones, descargar las vacas, venderlas y volverlas a cargar para llevarlas afuera, ya que la mayoría de los frigoríficos están en el corredor de la ruta 6”, explicó a Télam el consignatario.
Lo mismo piensa Andrés Mendizábal, presidente de la consignataria homónima, para quién existe “una necesidad” de mudarse a Cañuelas ya que “todo evoluciona”.
La mayoría de los empleados del Mercado de Liniers van a seguir trabajando en Cañuelas, a dónde se trasladarán diariamente por sus propios medidos o a través de combis provistas por la empresa propietaria.
“Acordamos tomar la hora de ida y de vuelta como horario de trabajo, mientras que se ofrecieron retiros voluntarios a quienes están cerca de jubilarse o no quieren trasladarse”, indicó el secretario general de los trabajadores del Mercado.
Los que no saben qué va a suceder con el predio son los vecinos y comerciantes de la zona, cuando a partir de mañana -lunes- se firme el convenio de entrega.
En 2019, la Legislatura porteña aprobó un proyecto para urbanizar el predio bajo un esquema que prevé destinar el 35% de la superficie para la construcción de edificios de viviendas y el 65% restante a espacios públicos, que incluyen la creación de “un “parque temático” con una narrativa relacionada con las actividades rurales, apertura de calles, escuelas y un polo gastronómico.
El terreno es uno de los bienes que, tras ser cedido ese año por la administración nacional al Gobierno de la Ciudad, actualmente se encuentra en un limbo por su jurisdicción y podría regresar, al igual que lo hicieron terrenos ferroviarios en Caballito, a Nación.
Un temor de los habitantes de la zona es que, en el mientras tanto, los terrenos sean ocupados.
“Si no ponen seguridad se van a meter y dicen por acá que están preparando micros para entrar”, comentó Daniel, dueño de una remisería.
Al mismo tiempo, minimiza el argumento de que el Mercado es una molestia para los vecinos ya que, recuerda, “primero vino el mercado, y después se construyeron las casas alrededor”.
Para Mario, vecino de la zona, Liniers forma parte de la identidad como Nueva Chicago, pero su cierre “ayudará a que haya más limpieza en el barrio”.
Por último, a modo de resumen de lo que piensa el barrio, Graciela, propietaria de un kiosco, dijo a Télam que el cierre del mercado “da tristeza”.
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Fuente: elciudadanoweb.com
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